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Diario del huerto: El paso del otoño

Las últimas energias de la temporada permanecen en el huerto durante unas semanas más. Dependiendo de las metas de cada persona se pueden llevar a cabo una serie de medidas durantes los meses de Octubre y Noviembre.


En primer lugar, deben considerarse dos aspectos fundamentales: las horas de luz y la temperatura. La temperatura otorga un cierto margen, ya que se pueden incorporar medidas protectoras de los cultivos (mantas térmicas, túneles bajos o invernaderos) En un clima moderado del sur peninsular, carente de heladas severas, ni siquiera son necesarias estas protecciones. Por su parte, la luz es un factor inalterable. Hasta el 21 de Diciembre los días siguen haciéndose más cortos. Cuando la duración del día (horas de luz) desciende de las 10 horas las plantas sencillamente detienen su crecimiento. Si el resto de condiciones son adecuadas y su ciclo vital lo permite, se mantendrán en un parón hasta la primavera.


Mantas térmicas para proteger a los cultivos del frío y el viento

Debido a estos dos factores comentados, la estrategia fundamental del cultivo en otoño se construye y diseña al final del verano (éste termina el 21 de Septiembre). La directriz fundamental pasa por afianzar los diferentes cultivos (acelgas, espinacas, coles, zanahorias, remolachas) antes de que llegue el frío y bajen las horas de luz. De esta manera se puede continuar la cosecha hasta el mes de Diciembre. Y aquellos cultivos como la zanahoria pueden permanecer en un estadio temprano de su crecimiento hasta la primavera, lo cual permite adelantar la cosecha en comparación con una siembra a finales del invierno.


Para un diseño adecuado debemos tener en cuenta el tiempo de maduración de cada cultivo desde su siembra o trasplante hasta la cosecha. Por ejemplo, desde su trasplante, la lechuga, la escarola o la espinaca suelen necesitar unos 30-35 días para poder cosecharse. Por su parte, cultivos como la acelga o la col kale tienden a necesitar unos 50 días. Cada cultivo requiere sus tiempos. Baste comentar aquí que planificar los tiempos de trasplante o siembra es una medida básica para poder cosechar con regularidad. Sin esta planificación el frío o la falta de luz pueden llevar a que el cultivo no termine de desarrollarse bien.


Otra medida clásica en el huerto consiste en mejorar las condiciones del suelo y aprovechar el descanso invernal para aportar enmienda orgánicas y minerales. Existen dos opciones complementarias. Por un lado, a finales de verano se pueden sembrar cultivos que sirvan posteriormente de abono a la tierra (abonos verdes). Ejemplos de abonos verdes son cereales como el centeno, la avena o el Rye-grass y leguminosas como la vez o el trebol. Estos abonos verdes crecerán antes y después del invierno y, llegado el momento de la floración, pueden incorporarse a la tierra o establecerse como acolchado para alimentar a la vida del suelo y generar un aporte de materia orgánica. La otra medida clásica es un buen aporte de compost que mejore los nutrientes presentes en el suelo y suponga un extra de microorganismos beneficiosos en la tierra. Al igual que con los abonos verdes, el compost aumenta el índice de materia orgánica del suelo. La diferencia en este caso es que el compost ya ha pasado por un proceso de transformación y se integrará mucho más rápido que el material vegetal todavía grosero del abono verde. Si vamos a realizar un aporte de compost bastará con una capa de 2 a 5 centímetros de espesor. Con esa aportación ya habremos realizado una parte importante de la fertilización para la próxima temporada.


Escarola lista para cosechar tras 30 días desde trasplante

De entre todas las medidas que se pueden proponer existe una ley universal: nunca se debe dejar el suelo descubierto, desnudo antes los elementos erosivos de la naturaleza. Tanto el sol, como la lluvia y el viento influyen negativamente en la fertilidad del suelo. El sol afecta a la biología con sus radiaciones, la lluvia rompe las uniones (estructura) que se forman en el suelo, y el viento se lleva la arcilla (un componente fundamental de la fertilidad). Por todo ello, mi recomendación es implantar un abono verde antes de que lleguen las heladas. Si nuestro cultivo concluye a finales de otoño es buena opción realizar un aporte de compost y establecer algún tipo de cobertura (triturado, paja, malla geotextil o malla de ensilado) para mantener a las hierbas controladas y generar un buen hogar para las lombrices y el resto de organismos aliados.


Cada estación del año posee una belleza propia. En la naturaleza, el otoño es una exhalación calmada de la vida, una caminar tranquilo hacia el reposo invernal. También es una gran oportunidad para acompasarnos con sus tiempos y reconectar con ese ritmo vital del que, no lo olvidemos, seguimos formando parte.

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