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Principios básicos para un compostaje eficiente.


Existe el compost "caliente", el compost "frío", el que se voltea una vez al mes, aquel que no se voltea nunca, o el que en veintiún días está preparado. ¿Cuál de ellos es mejor? La realidad es que decir son certeza cuál es mejor puede llevar al error. Principalmente porque elegir un sistema para hacer compost debe estar basado en el contexto: los recursos locales, la disponibilidad de tiempo, el tipo de cultivo, el plan de fertilización etc.


Esto no quiere decir que no podamos priorizar un tipo de sistema u otro. Significa que resulta positivo ser prudente a la hora de categorizar el compost y sus propiedades. Los principios básicos para un compostaje eficiente son los siguientes. Un principio clave

Cabe señalar que un compost bien transformado y elaborado, venga del proceso que venga, va a tener unas propiedades los suficientemente buenas como para estar por encima de cualquier otro sistema de fertilización de la huerta. Pueden existir medidas complementarias como el pellet desecado de gallinaza o extractos foliares a partir de algas u ortiga. Pero la base de la salud de las plantas nace ligada a la salud del suelo, y el compost es la llave maestra de ambos elementos. El compost aporta una importante cantidad de vida microbiana beneficiosa para el ecosistema del suelo, además de una serie de nutrientes y propiedades físico-químicas de las que surgen el resto de procesos de la huerta (aireación, ph equilibrado, retención de agua, microlementos para las plantas etc.). Asegúrate de disponer de un buen compost a cada inicio de temporada y los cultivos irán bien.


montón de compost recibiendo agua
Humedeciendo el compost durante el verano.


El factor tiempo

A la hora de elegir qué sistema de compostaje quieres trabajar mi recomendación es que tengas en cuenta el tiempo del que dispones. Existen sistemas de compostaje que en veintiún días generan un compost más que válido para su uso en la huerta. Pero estos sistemas requieren voltear el montón de compost (cuyas dimensiones deben ser de, como mínimo, un metro cúbico) doces veces. Otras personas voltean el compost una vez al mes. ¿Cuál es nuestro acercamiento en la huerta al factor tiempo? Nosotros priorizamos sistemas que requieran la menor inversión de tiempo posible.


El sistema de "lasaña" y mínimo volteo

Este sistema de "lasaña", habitual por otra parte en otros sistemas de compostaje, se realiza generando capas de diferentes materiales, tal y como se elabora una lasaña. Bajo nuestra perspectiva de la eficiencia en lo que al tiempo se refiere, solamente hacemos unos pocos volteos, máximo tres, a lo largo del año completo que lleva el proceso de compostaje. Un año puede parecer mucho tiempo, pero si tienes varios montones de compost que vas generando en secuencias llegará un momento cercano en el que siempre tengas uno o varios montones de compost preparados para la temporada de cultivo que toque. En este aspecto lo ideal es mantener un proceso continuo de compostaje.


En el sistema de lasaña tenemos tres grandes grupos.

  1. Capa marrón. Lo apreciarás por los colores marrones o similares de los materiales que componen este grupo. Son aquellos elementos que aportan principalmente carbono: raíces, paja, hojas secas, astillas, triturado de madera, cartón... Son materiales que han perdido buena parte de su humedad y que, por ello, pudiera ser necesario que humedecieras. Recomiendo esta capa para conformar la primera planta del montón de compost.

  2. Capa verde. Materiales ricos en nitrógeno y con mayor porcentaje de humedad conforman este grupo. Normalmente tienen una coloración verde, aunque en el caso del estiércol no es así. Ejemplos de materiales verdes serían la hierba cortada, restos de cultivos, hojas verdes de las podas o restos de la cocina. En el caso del estiércol recomiendo que éste conforme una capa verde de cada dos como máximo.

  3. El inóculo. La cantidad de esta capa a aportar en el montón es sensiblemente menor que en el caso de las capas anteriores. Su función es introducir una serie de microorganismos por adelantado sin tener que esperar a que aparezcan de forma natural en el compost. Es decir, estamos acelerando el proceso y dando ventaja a las bacterias y hongos que nos interesan. Podemos aplicar dos o tres paladas de compost ya maduro o tierra fértil cada dos o tres capas de compost. Aplicar más inóculo sería desperdiciarlo.


Número de volteos

Bajo nuestra perspectiva voltear el compost más de tres veces no merece el esfuerzo y puede generar efectos secundarios menos interesantes, como una pérdida de nitrógeno o pérdida de humedad. Sí que puede ser oportuno voltearlo cada 3-4 meses para mezclar bien los materiales o cuando podamos apreciar que hay desequilibrios con la humedad y la temperatura. Quienes dominan el arte del compostaje pueden llegar a voltear solamente una vez a lo largo del año que dura el proceso.


¿Cuándo es el momento?

Cómo saber si un compost o un estiércol madurado con el tiempo son aptos para aplicarse a la huerta es un ejercicio tan importante como sencillo. En primer lugar apreciaremos que, a simple vista, no podemos distinguir los materiales originarios. En segundo lugar el compost habrá adquirido olor a tierra de bosque, es decir, a los procesos propios de la vida microbiana en un entorno con presencia de humus. Si se dan las condiciones de luz y humedad podrás apreciar que en tu compost comienzan a crecer diferentes tipos de plantas. No obstante, los dos primeros indicadores son suficiente garantía de que el abono que tienes entre manos está listo para emplearse. En caso de que el compost siga oliendo a estiércol o incluso tenga cierto olor a putrefacción aplicarlo a la huerta no es aconsejable. Puedes probar a incorporarlo a un nuevo proceso de compostaje junto a materiales nuevos.


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