Mi nombre es Alejandro, y llevo ya 5 años dedicándome al mundo de la agricultura orgánica. A mis 28 años se me considera un hortelano muy joven, y ¿sabes qué? eso es un motivo de preocupación para la sociedad. Es la razón por la que te envío esta carta.
Se me considera un agricultor joven porque casi ninguna persona de mi edad decide dedicarse a la agricultura. Y eso es debido, entre otras razones, al modelo de producir alimento en nuestro mundo, pero también al modelo de consumo. La razón por la que cada vez menos personas quieren dedicarse a la agricultura es que el modelo, el paradigma de funcionamiento tiende a generar pocos ingresos ¿por qué? Normalmente se debe a que quienes cultivan no se pueden encargar de vender tanta cantidad de verdura y tienen que delegar la venta, perdiendo así, como mínimo, la mitad del dinero que podrían ganar si vendiesen directamente a la persona que compra la verdura. Como quien cultiva pierde más de la mitad de su venta (a veces hasta el 80%) se ve obligado a producir grandes cantidades de verdura (es un círculo vicioso) en grandes espacios. Para ello suele descuidar la salud de la tierra y hace uso de maquinaria más pesada (tractores que compactan el suelo y lo debilitan) y de recursos con efectos secundarios muy graves (herbicidas y pesticidas que afectan a la salud humana y del medio ambiente). Como consecuencia, cada año perdemos miles de kilómetros cuadrados de tierra fértil, se incrementan los efectos del cambio climático y vemos aumentar el grado de enfermedad en la sociedad humana.
Creo firmemente que cada generación está llamada a mejorar y generar una evolución respecto a aquello que la generación anterior consiguió. Y yo estoy decidido a expandir un modelo en el cual las personas puedan vivir bien cultivando la tierra de manera casi artesanal, en una extensión pequeña, a escala humana, con técnicas muy eficientes y con herramientas denominadas de baja tecnología. El modelo de venta directa denominado “Grupo de Consumo” consiste en la acción de una red de personas que deciden comprar directamente a quien cultiva. Debido a que el modelo de venta es directo, la extensión a cultivar es menor y existe más tiempo para cuidar de la tierra.
Pero ¿sabes qué? Ya he descubierto que puedo cultivar grandes cantidades de verdura fresca y de calidad en una extensión pequeña. Se podría decir que esa es la parte menos complicada. Lo que estoy buscando ahora es ampliar el número de personas que comprendan lo que significa apoyar a un hortelano, que comprendan que comprar alimento va más allá de la acción impersonal de ir a un supermercado y pasar por la caja. Tu acción, tu participación estable en un grupo de consumo hace posible que pueda mantener el proyecto de alimentar a más de cuarenta familias, que quienes cultivamos tengamos un salario digno y previsible cada mes y que, gracias a ello, podamos dedicar nuestro tiempo a proveer de verdura fresca, nutritiva, libre de toxinas y cultivada impulsando la salud del planeta del que tanto dependemos. Con esta forma de consumir alimento impulsas la creación de granjas sostenibles como la mía, reduces las emisiones de Co2 a la atmósfera, fomentas la agricultura local y la autonomía de quienes cultivamos. Es decir, ayudas a construir un modelo de alimentación mucho más justo y sostenible.
Suena bien, ¿no? :)
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